Estrategas desde JP Morgan hasta BNP Paribas consideran que la moneda mexicana es una excelente apuesta. Y hay quienes ven que aún hay espacio para que el peso continúe apreciándose.
En lo que va del año, al cierre del miércoles, el peso ha subido 13.15 por ciento, a 17.9250 por dólar estadounidense, lo que la convierte en la mejor moneda del mundo, ante la especulación de que es menos probable que los Estados Unidos impulsen una renegociación perjudicial del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Algunos analistas han elevado sus pronósticos sobre el peso a niveles que se habían visto por última vez antes de que Donald Trump resultara electo tras hacer campaña afirmando que protegería a los trabajadores estadounidenses reduciendo las importaciones desde México.
“Las monedas que favorecemos son las que aún tienen valuaciones bajas que puedan atraer inversiones y contribuir al reequilibrio externo, además de tener el respaldo de un crecimiento bueno o en ascenso”, escribieron este mes analistas de Morgan Stanley encabezados por Hans-Günter Redeker.
JPMorgan elevó esta semana su pronóstico sobre el peso a 18.5 por dólar para fin de año, en comparación con un pronóstico anterior de 19.8.
Morgan Stanley ahora considera que la moneda se fortalecerá 3.7 por ciento y cerrará el año a 17.5, un incremento respecto de una estimación anterior de 20.3.
No todos son tan optimistas. El pronosticador más exacto del peso para el primer trimestre, según un ranking de Bloomberg, dijo que las monedas pueden estar subvaluadas o sobrevaluadas durante años sin que se corrijan.
Scott Petruska, un asesor sénior de SVB Financial Group, dice que el peso se debilitará a 18.8 por dólar para fin de año.
Pero el tipo de cambio efectivo real y el atractivo de México como destino de “carry trades” son apenas dos de una serie de factores clave que Gabriel Gresztein, un analista de BNP Paribas, considera positivos.
Pronostica que el peso cerrará el año a 18 por dólar. En un carry trade o arbitraje cambiario, los operadores toman crédito en países de tasas de interés bajas e invierten donde los rendimientos son mayores.